No tenía que ser algo demasiado largo, realmente los hubo que fueron extremadamente breves... pero...
Primero, lo de escribir poemas.. no es lo mío. Y segundo, si escribir poemas no es lo mío, escribir poemas de amor ya ni te cuento, porque yo de romanticismo poco.
Total, que cogí y me presenté a la maestra con esta historia.
Una urraca en su nido observaba
orgullosa y con gran admiración su inmenso tesoro. Estaba compuesto
por una enorme colección de objetos brillantes, que emitían suaves
destellos dorados al ser alcanzados por los rayos de sol.
Durante toda su vida, la urraca, se había dedicado
a recolectar, con entusiasmo y perseverancia ejemplares, toda clase
de cachivaches. Tenía finos anillos con pesadas piedras, refinados
brazaletes y pulseras, monedas antiguas y nuevas, y también gafas de
montura elegante. Pero al objeto al que más amor le profesaba era a
un reloj de un radiante dorado, que emitía un armonioso tic tac.
Una noche, como muchas otras, con los
ojos cerrados, su respiración al compás del reloj y los latidos de
su corazón algo acelerados ante el contacto con el metal, le venció
el sueño. Un sueño plácido y cautivante, tranquilo y agradable,
donde la melodía constante compuesta únicamente de dos notas estaba
presente, y la brillantez del hermoso reloj la envolvía en su
totalidad.
Sí, no es un poema, pero a la maestra le gustó y no me dijo nada. No es justamente lo más normal para el mural de San Valentín, pero, supongo que puede considerarse que eso que sentía la urraca por el reloj era también amor. O algo así. No sé, normalmente no me gusta lo que escribo, pero esto es una excepción. Me siento orgullosa de ello, por lo menos en el momento en que estoy escribiendo esto... dentro de un año ya puede que la cosa haya cambiado. ¿Que por qué subo esto ahora y no lo hice en San Valentín? Porque había perdido el papel y acabo de encontrado... antes de que desaparezca de nuevo lo dejo por aquí. Soy un desastre...
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